martes, 23 de junio de 2015

DesApego para devolver el préstamo.

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Las enfermedades nos enseñan a apreciar las cosas cuando las perdemos y que, por lo tanto, la clave está en del DesApego, en soltar.

Como nos enseñaron los sabios indios, la madre de nuestro cuerpo físico es la tierra, y su padre el sol. Tenemos que enseñar a nuestra madre y a nuestro padre como nuestros hijos nos enseñan a nosotros cuando estos se acercan a los 13 años. La clave está en el DesApego, en soltar, para dejarles libres y que sean lo que han venido a ser.

Llevamos mucho tiempo en las faldas de nuestra madre y bajo la protección de nuestro padre.

Sólo cuando aprendamos la lección más dificil, la del desapego, seremos libres. Pero desapego a Qué. Pues a todo, sobre todo a lo que más nos cuesta; a nuestros hijos y a nuestro cuerpo físico.

La libertad es no tener miedo a nada, ni siquiera a la muerte. Ni a la nuestra, ni a la de nuestros hijos. Conseguirlo es ya otro cantar, a veces no basta con toda una vida y necesitamos más, de ahí la reencarnación.

El apego es nuestra cadena y el verdadero amor, el incondicional, nos librará de ella. Cuando nuestra madre tierra y nuestro padre sol se den cuenta que nosotros no somos en realidad el cuerpo físico, sino su conductor, un ser divino e inmortal, en ese momento nos dejarán ir para que seamos lo que realmente somos.

Los hijos son un préstamo. Nuestro cuerpo físico es un préstamo del sol y la tierra, a nuestro verdadero yo, para que podamos experimentar aquello que hemos venido a experimentar .Llegará el momento en que tengamos que devolver lo prestado; bien como calor al sol, bien como abono a la tierra.

Por qué uno de pequeño quiere ser bombero, policia, medico,... como papa. Pues porque el niño viene a ser su papa de pequeño para sanar sus neurosis infantiles. Eso si, si tras 12 o 13 años no hemos conseguido sanarlas, muy posiblemente, si no efectuamos el desapego, se las pasaremos a ellos para ver si, ya que nosostros no hemos podido, a ver si ellos lo logran.

Tenemos , más o menos, unos 12 años para sanar nuestras neurosis infantiles a través de nuestros hijos, a veces menos, a veces más. Luego debemos devolver su cuerpo al ser que nos lo ha prestado, dejarlos libres y llenos de amor. De esta forma devolveremos el cuerpo del niño al ser que nos lo prestó y se producirá la sanación.

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