viernes, 3 de abril de 2020

1918 - la epidemia que cambió el mundo - 2020.


Viñeta de un periodico de 1918


La mayor epidema del SXX causó profundos cambios psicológicos, sociales y políticos.

Supuso que se quebrara la normalidad

El relato de aquellos meses no está exento de decisiones difícilmente explicables como la resistencia de las autoridades locales de Valladolid a declarar oficialmente la situación de epidemia con el argumento de que, en plenas fiestas locales eso iba a repercutir negativamente en los negocios. O bien en Zamora, una de las ciudades donde la mortalidad fue mayor, y en la que el obispo utilizó el argumento medieval de que la enfermedad era el castigo por los pecados de los feligreses.
Con ese motivo convocó una misa masiva para rogar una intervención divina y que con total seguridad favoreció aún más el contagio.

Durante parte del verano descendió el número de contagios para volver a cobrar inusitada fuerza a finales de agosto y una vez llegado el otoño.

En otoño de 1918 se produjo la segunda oleada, la más mortífera

A primeros de octubre (de 1918), por ejemplo, La Vanguardia reflejaba la razón por la que se había decidido suspender la actividad de los centros educativos y por qué esa determinación no se había tomado antes...La vida habitual quedó paralizada y la actividad académica suspendida, pero, extrañamente, no fue así con las representaciones teatrales o las salas de cine. Ni con las misas.

El doctor Trilla mantuvo entonces –según las informaciones publicadas en septiembre- que esta segunda oleada estaba causada por el mismo virus, el famoso A (H1N1), mientras el doctor García Faria apuntaba la posibilidad de que el mismo hubiera mutado para volverse más agresivo, tal y como sostenían los expertos.

“Septiembre era el mes de las cosechas –leemos en el mismo artículo de Marisol López-, en el que eran frecuentes las bodas, las fiestas y acontecimientos multitudinarios como las corridas de toros.
También era la época en que se incorporaban nuevos reclutas a los regimientos instalados en la ciudad.

Los cuarteles eran un foco de contagio y enviar, como se hizo, a los militares enfermos a sus casas para que se recuperaran tendría una repercusión devastadora.

Por aquel entonces se haría popular la máscara de tela y gasa con las que la población se sentía más tranquila.

Unos años antes de la pandemia -explica- muchos científicos creían que las enfermedades infecciosas eran cosa del pasado, un pensamiento que fue rebatido por la realidad.

Se ha hablado mucho de los efectos psicológicos de la guerra, pero poco de la otra tragedia simultánea, la gripe, que al fin y al cabo causó más muertes y en menos tiempo.

Las consecuencias de la epidemia sacaron a la luz el problema, también actual, de las desigualdades sociales. Las víctimas fueron mucho más numerosas entre las capas sociales más bajas, que estaban peor alimentadas y vivían en peores condiciones.

Se produjeron crisis sociales a consecuencia de la gripe; en el caso de España el hecho de que una parte importante de la población hubiera quedado desamparada hizo que en algunos sectores se tomara conciencia de la necesidad de establecer algún sistema generalizado de protección. La falta de un sistema de salud pública había hecho, por ejemplo, que la mayor parte de los núcleos rurales remotos del interior se hubieran encontrado indefensos ante la epidemia, pero la situación distaba de ser óptima en las concentraciones obreras de las grandes ciudades.

Los diarios de la época atestiguan las numerosas donaciones puntuales por parte de ciudadanos adinerados para intentar paliar esta situación.

De la misma manera que los países tomaban conciencia de esa necesidad, también lo hacían en relación con que era fundamental coordinarse ante amenazas globales a la salud pública. Por eso, cuando en los años 20 se creó la Sociedad de Naciones, se constituyó bajo su paraguas una rama destinada a la salud en respuesta directa a la gripe. Ese organismo se puede considerar el antecedente inmediato de la actual Organización Mundial de la Salud (OMS).

“la epidemia de gripe desafió el sistema político de la Restauración, ya que puso de manifiesto su mal funcionamiento”.

Para esta investigadora, la falta de eficacia de la administración decantó a una parte importante de la opinión pública, alfabetizada y con un buen nivel de formación, hacia opciones políticas que suponían un cambio. En este contexto, el hecho de que la dictadura de Miguel Primo de Rivera , a partir de 1923, utilizara como palabra clave de su doctrina política el “saneamiento”, no es casual. De hecho, el dictador impulsó importantes reformas en el terreno de la sanidad y la higiene públicas, aunque “el programa de saneamiento del régimen también incluía la destrucción del sistema parlamentario, la persecución de la lengua catalana y la imposición de una moral religiosa y nacionalista determinadas”

La firma del tratado de Versalles , que dio fin a la 1ª guerra mundial, se desarrolló en el primer semestre de 1919. En ese momento se estaba produciendo la tercera oleada de la pandemia de gripe, que afectó a varios de los delegados. Spinney señala que los más perjudicados por la enfermedad fueron los representantes de los países partidarios de suavizar las condiciones para Alemania, lo que confirió en las negociaciones más peso al ala dura de los aliados

Entre los rumores que circulaban, estaba el que decía que la enfermedad se cebaba entre los reclutas y que se debía a los ensayos de vacunación realizados contra el tifus con los quintos.(1)

En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado.

En aquel desastre sanitario se detectan algunos patrones que se repiten hoy con la actual pandemia de coronavirus.

¿Qué mensajes nos envía la gripe, o influenza, un siglo después?


NOTAS:
(1) Me cuenta mi madre que mi abuelo que en paz descanse, la pasó. Estuvo muy malito, pero sobrevivio. Y que amigas de mi bisabuela la comentaban que cómo era posible que Guillermin (mi abuelo), que no era alto y fuerte, saliera de ella vivo y sus hijos, mas altos y fuertes, no lo hubieran logrado... Mi abuelo no hizo la mili por ser hijo de viuda, quizás mi bisabuelo, al morir tan joven, le salvó la vida.


Fuentes:
https://www.elsaltodiario.com/los-nombres-de-la-memoria/el-obispo-que-se-enfrento-a-la-gripe-de-1918-con-misas-y-procesiones-masivas
https://gacetamedica.com/investigacion/la-gripe-espanola-la-pandemia-de-1918-que-no-comenzo-en-espana-fy1357456/
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200322/474248839193/gripe-1918-coronavirus-pandemia.html 

 

P.D.: Creo que lo que contestaría el ser que aparece en la viñeta de arriba sería algo parecido a..."Para qué os voy a dar pistas, si lo único que quereis es eliminarme"