- El Absoluto.
- La Iluminación.
- El Hallazgo.
- La Promesa.
- El Mendicante.
- La Esencia.
- El Invitado.
- La Liberación.
1. El ABSOLUTO
Dice Dios: <<Dame tu corazón>>...
Y luego, en respuesta a mi perplejidad,
le oigo decir:
<<Donde está tu tesoro,
allí está tu corazón>>.
Mis tesoros... Helos aquí:
personas...
lugares...
ocupaciones...
cosas...
experiencias del pasado...
esperanzas y sueños del futuro...
Tomo cada uno de esos tesoros,
le digo unas palabras
y lo pongo en presencia del Señor...
¿De qué modo le voy a <<dar>> dichos tesoros?
Mientras mi corazón descanse
en pasados tesoros,
estaré fosilizado y muerto,
pues la vida está sólo en el presente.
Así pues, me desprendo
de cada uno de esos pasados tesoros,
de esos dorados <<ayeres>>.
Y a cada uno le explico que,
aunque le estoy sumamente agradecido
por haber entrado en mi vida,
ahora debe salir de ella...
de lo contrario, mi corazón
no aprenderá jamás el presente...
Pero mi corazón tambien está en el futuro.
Sus angustiados temores
por lo que habrá de ser el mañana
consumen mucha de la energía necesaria
para vivir plenamente lo que es hoy.
Hago una lista de esos temores...
y a cada uno le digo:
<<Hágase la voluntad de Dios>>,...
observando que el efecto que ello produce en mi,...
sabiendo en el fondo de mi alma
que Dios únicamente puede desear mi bien...
Tengo puesto el corazón en mis sueños,
en mis ideas, en mis esperanzas...
que me hacen vivir una ficción futura.
Y a todos ellos les digo:
<<Hágase la voluntad de Dios,...
que él disponga de vosotros como juzgue oportuno>>...
Tras haber rescatado la parte de mi corazón
que estaba presa del futuro y del pasado,
examino ahora mis tesoros presentes:
Y a cada una de las persoanas amadas
le digo con ternura:
<<Eres muy querida para mí,
pero no eres mi vida.
Tengo una vida que vivir,
un destino que buscar
y que es distinto de ti>>...
Y les digo a los lugares... y a las cosas...
a las que estoy atado:
<<Os quiero mucho, pero no sois mi vida.
Mi vida y mi destino son distintos de vosotros>>.
Les digo esto a las cosas
que parece ser parte integrante de mi ser:
mi salud...
mis ideologías...
mi buen nombre, mi reputación...
Y le digo incluso a mi vida,
que un día deberá sucumbir ante la muerte:
<<Eres deseable y maravillosa,
pero no eres mi vida.
Mi vida y mi destino son distintos de ti>>.
Al final me quedo sólo ante el Señor.
A él le doy mi corazón,
diciendo: <<Tú, Señor, eres mi vida.
Tú eres mi destino>>.
2. LA ILUMINACION
Cuando trato de cambiar
lo que hay en mí de desagradable
luchando contra ello,
lo único que consigo es ocultarlo.
Si lo acepto,
saldrá a la superficie y se evaporará
Si intento resistirme a ello,
seguirá perviviendo obstinadamente.
Medito en el ejemplo de Jesús, que se impone a sí mismo la tarea de mover montañas y librar combate con exasperantes enemigos. Sin embargo, y a pesar de su enojo, no deja de amar, combinando un profundo deseo de cambio con una aceptación de la realidad tal como es...
Trato de parecerme a él.
Y comienzo con los sentimientos
que me desagradan...
Le hablo a cada uno de ellos
con cariño y aceptación...
y escucho lo que cada uno de ellos
tiene que decir...
hasta que descubro que,
aunque puede hacerme daño,
también me hace bien...
que su existencia tiene una finalidad benigna
que ahora trato de descubrir...
Prosigo con el diálogo
hasta lograr sentir una verdadera aceptación
de dichos sentimientos
- aceptación, no aprobación ni resignación... -,
de manera que ya no me siento
deprimido por mis depresiones,
o enojado por mi enojo,
o desanimado por causa de mi desánimo,
o atemorizado por mis temores,
o rechazando mis sentimientos de rechazo...
Ahora puedo vivir en paz con ellos,
porque he visto
que Dios puede emplearlos para mi bien...
Y hago lo mismo con algunas
de las otras muchas cosas de mi vida
que deseo cambiar:
Las limitaciones de mi cuerpo...
Mis defectos personales...
Las circunstancias externas de mi vida...
Los acontecimientos del pasado...
Las personas con las que vivo...
El mundo entero, tal como es...
La vejez, la enfermedad, la muerte...
Hablo con todas estas cosas con amor
y con la conciencia de que, de algún modo,
encajan en el plan de Dios...
Y al hacerlo así, experimento una transformación:
Aunque todo lo que me concierne
sigue siendo lo mismo
- el mundo, mi familia, mis sensaciones,
mi cuerpo, mi neurosis -,
yo ya no soy el mismo.
Ahora puedo amar
y aceptar mejor lo qeu es indeseable.
Y también con más paz, porque he logrado ver
que la violencia no puede ocasionar
un cambio duradero,
sino sólo el amor y la comprensión.
3. EL HALLAZGO
Dice Jesús: <<Os diré cómo es el Reino: es semejante a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre o una mujer, lo vuelve a esconder y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel>>.
Yo poseo un tesoro
que es lo que más estimo en la vida.
Revivo de nuevo los hechos
que me permitiron descubrilo...
Pienso en la historia de mi vida
desde que hallé dicho tesoro...
lo que éste ha hecho...
y ha significado para mí...
Me sitúo ante dicho tesoro
(Dios, o Jesucristo,
o una convicción,un valor, un ideal,
o una persona, una tarea, una misión,
o un espíritu (Benigna)...)
y digo: <<De todo cuanto poseo,
tú eres lo que más quiero>>.
Y veo lo que me ocurre
cuando pronuncio estas palabras...
Piendo en lo mucho qeu con gusto haría...
o daría... /tal vez hasta la propia vida)
para conservar este tesoro.
Y si no es así de importante, lo reconozco con trsiteza... y
espero que llegue un día en el que habré de hallar un tesoro
por el que esté dispuesto a renunciar a todo con absoluta
alegría...
Yo soy un tesoro.
Algún día, en algún lugar, alguien me descrubrió.
No tendría yo conciencia de mi valor
si alguien no lo hubiera descubierto.
Recuerdo y revivo los detalles del hallazgo...
Soy un tesoro polifacético.
Había muchas cosas ocultas en mí.
qué diferentes personas sacaron a la luz
y me las revelaron.
Las examino todas ellas gozosamente...
y recuerdo con agradecimiento
a las personas que las desvelaron...
Por último, me pongo delante del Señor
y, para mi sorpresa, descubro
que él me considera un tesoro...
Veo refeljadas en sus ojos
las múltiples facetas hermosas
que sólo él podía haber observado en mí...
y descanso en el amor que él me da...
4. LA PROMESA
En el pasado, los santos
acostumbraban a practicar
lo que llamaban <<comunión espiritual>>
- comunión de deseo.
Intento yo hacer lo mismo.
Me imagino la escena de la Última Cena...
como si me halara presente en ella.
Observo como Jesús toma el panen sus manos,
lo bendice y lo reparte.
Cuando lo recibo yo de sus manos,
pienso qué es lo que yo deseo
que significa pra mi este pan...
Luego Jesús habla con nosotros,
sus discípulos.
Sus palabras son parte esencial
de la ingestión de ese pan,
de manera que escucho con atención:
En primer lugar, nos da un nuevo mandamiento
- que nos amemos los unos a los otros
como él nos ha amado.
Ruego que este pan acreciente
mi capacidad de amar...
y pienso en lo que el amor
ha llegado a significar para mí
y qué lugar le doy en mi vida...
Si comemos de este pan
de este cuerpo quebrantado,
forzosamente habremos de tomar parte
en la pasión y muerte de Jesús.
Le escucho su predicción
de que seremos perseguidos
incluso por los nuestros...
Así pues, ruego me sea otorgado
el valor que sostuvo a los mártires
y la fuerza necesaria
para vivir y hablar como él lo hizo...
En el transcurso de esta santa comida,
Jesús ofrece un don: La Paz.
Y aclara que no se trata de la paz del mundo,
sino de su paz.
Medito en el significado de estas palabras...
y pido ese don para mí
y para aquellos a quienes amo...
Luego nos hace una promesa.
Afirma qeu habremos de sufrir
y que el mundo se alegrará de ello,
<<pero yo volveré a vosotros
y se alegrarán vuestros corazones,
y nadie podrá quitaros vuestra alegría>>.
Ruego que, en virtud de este pan que he comido,
pueda experimentar para siempre
la gozosa presencia del Señor Resucitado
en los buenos y malos momentos
de la vida...
Imagino futuros momentos
en los que tendré necesidad de esta presencia
y confío en que él se encuentre allí...
Luego comienza a rezar por nosotros.
Yo escucho y hago mia su oración.
Pide que todos seamos uno
como él y su Padre lo son,
y que éste sea el signo
por el que el mundo conozca
que él ha venido de Dios...
Ruego que este pan
constituya una fuerza de unidad
en cualquier grupo en que sea comido...
Jesús sigue hablando
hasta bien entrada la noche.
Al fin concluye la cena.
Entonces toma en sus manos una copa de vino...
Escucho las palabras que pronuncia sobre ella...
La copa pasa de mano en mano
y, cuando me llega a mí el turno de beber,
pido quedar embriagado
y perderme en el amor...
5. EL MENDICANTE
Cuando pienso cuánto he vivido,
la injusticia de la vida me deja perplejoo:
otros han vivido mucho menos
(pienso en algunos a los que he conocido...);
hay quienes no han tenido ni una hora de vida...
Recuerdo mi infancia...
y las diversas fases de mi crecimiento...
¡La verdad es que he sido mucho más afortunado
de cuanto podía esperar o merecer!
Pienso en las experiencias
que la vida me ha proporcionado:
las unas, felices, han colmado mi corazón...
las otras, doolorosas, me han ayudado a crecer...
Pienso en los descubrimientos que he hecho...
En las personas que he tenido
el privilegio de conocer...
Y en mis talentos y facultades...
la vista...
el oído...
el olfato..., el gusto..., el tacto...
y el entendimiento... y la voluntad...
y la memoria...
y los miembros... y órganos de mi cuerpo...
Si tuviera que morir hoy,
ciertamente habría tenido algo más
que mi pequeña cuota de participación
en las habituales bendiciones de la vida...
Todo cuanto la vida me depara es un don añadido,
totalmente inmerecido...
Una vez aceptado esto,
tomo conciencia del heco de que
tengo por delante otro día de vida
que debo vivir y saborear...
Me veo a mi mismo pasando la mañana...
la tarde...
y la noche...
y acepto con agradecimiento mi buena suerte...
Pienso en la persona qe me es más querida
de todas cuantas viven...
y cómo ha enriquecido mi vida...
Mañana puedo perderla...
tal es la fragilidad de la vida...
Y si la perdiera,
no tendría motivos para quejarme.
La he tenido durante mucho tiempo...
Y Dios sabe uqe yo no tenía derecho
a disfrutar de su compañía ni una sóla hora...
La vida ha sido injusta:
Pienso en quienes nunca han disfrutado
las riquexas que a mi se me han dado...
Le digo todo esto a esa persoan en la imaginación
y observo lo que sucede...
Ahora tomo conciencia
de que ella sigue conmigo un día más...
y lo agradezco en el alma.
6. LA ESENCIA
Miles de personas han muerto
en cualquier parte del mundo
durante las últimas veinticatro horas.
Imagino algunas de esas muertes
- Las violentas... y las pacíficas...
En mí aún sigue ardiendo el fuego de la vida...
¿Durante cuánto tiempo más
me gustaría qeu siguiera ardiendo?...
Si pudiera escoger
la circunstancias de mi muerte,
¿cuáles escogería?
¿Qué lugar?
¿Qué hora del día?...
¿Qué estación del año?
¿Me gustaría morir despierto o dormido?
¿A solas o acompañadode personas?...
¿Qué personas?...
¿Qué clase de pensamientos querría tener...
qué clase de palabras desearía pronunciar...
cuando me encuentre agonizando?
Hago una lista de las cosas
que más voy a echar en galta y cuendo muera...
No sólo las cosas sublimes y elevadas
como el amor y la belleza,
sino cosas tan peqeuñas como
el olor del pan recien cocido,
el tamborile de la lluvia,
el áspero contacto de una manta,
el gusto del café,
mi revista preferida...
Evoco un montón de cosas como estas
con amor y agradecimiento...
Y pienso cuantas de ellas
es probable que aún vaya a experimentar
en los días que me restan...
Cuando mi vida esté llegando al final,
¿de cuántas experiencias podré acordarme y decir:
<<Esta sola experiencia ha hecho
que mereciera la pena vivir>>?...
¿Y de cuántas de mis acciones podré decir:
<<Sólo por haber hecho esto
mi vida habrá merecido la pena>>?...
Revivo y saboreo
tales experiencias y acciones...
Finalmente, me vuelvo a Dios para expresarle,
en silencio o con palabras,
cuál es lo principal en mi corazón...
7. EL INVITADO
Cierra tus ojos.
Cúbrelos con las palmas de tus manos
al tiempo que te tapas los oidos con los pulgares.
Escucha el sonido de tu respiración
durante uno o dos minutos...
Ahora, con los ojos aún cerrados,
baja lentamente las manos hasta tu regazo.
Escucha todos los sonidos que te rodean
- tanto los fuertes como los suaves...
los distantes como los cercanos
Muchas veces observarás
que los que en principio parece ser un solo sonido
es en realidad una combinación de muchos sonidos...
Escucha ahora todos esos sonidos,
no como entidades separadas,
sino como formando todos juntos
una gran sinfonía que llena el universo...
Escuchar los sonidos puede ser algo
tan generador de silencio
y tan provechoso para encontrar a Dios
como la contemplación de un caudaloso río.
A continuación puedes darle al ejercicio
un giro pieadoso,
imaginando que le prestas tus oídos a Dios
para que éste,que no tienen oídos,
pueda escuchar la armonía
que él mismo produce en la creación.
Detente en la idea
de que Dios escucha a través de tus oídos...
Abre luego los ojos y detente en la idea
de que, con ellos, Dios contempla
la hermosura de su creación...
8. LA LIBERACION
Hazte consciente de tu cuerpo como un todo...
y de las sensaciones que experimentas
en sus diversas partes...
Dirige ahora tu atención
hacia quien ha estado observando
tanto las sensaciones como el cuerpo.
Constata que el observador, el <<Yo>>,
no es lo mismo que las sensaciones
que están siendo observadas.
Puedes decirte explícitamente a ti mismo:
<<Yo no soy esas sensaciones...
yo no soy ese cuerpo...>>
Hazte consciente ahora de tu respiración...
Vuelve ahora tu atención
hacia quien ha estado observando
la respiración.
Constata que el observador, el <<Yo>>,
es diferente de la respiración
que está siendo observada.
Puedes decrite explcitamente a ti mismo:
<<Yo no soy la respiración>>
Hazte consciente de todos los pensaemientos
que ocupan tu mente...
Es muy probable
que no tarden en desaparecer todos ellos
y que de lo único que seas consciente
seas de algo similar a este pensamiento:
Ahora-mismo-no-hay-actividad-pensante-en-mi-mente.
Dirige ahora tu atención
hacia quien presta atención a esos pensamientos
o los produce...
Constata que el observador, el <Yo>,
es diferente de los pensamientos observados.
Puedes decirte explicitamente a ti mismo:
<Yo no soy los pensamientos...
yo no soy el pensar...>
Observa un sentimiento
que estés ahora experimentando
- o evoca alguno que hayas tenido antes -
especialmente si se trata de una emoción negativa
como miedo, ansiedad, ofensa,
desánimo, remordimiento...
Dirige tu atención
hacia quien ha estado observando
- o evocando -
la emoción...
Constata qe el observador, el <Yo>,
es diferente del sentimiento observado.
Puedes decirte explícitamente a ti mismo:
<Yo no soy el sentimiento>.
