martes, 16 de mayo de 2017

El drama de la bella rama dragón ciervo



Ayer paseando por un parque próximo a mi casa, un árbol llamó mi atención. Al acercarme a él observé que su troco estaba poblado de anchas ramas, desde la base hasta la copa. Pensé, que sería una buena idea trepar por él, pero mis 47 años no opinaron lo mismo. Acabé fijándome en la rama que apuntaba a mis pechos. Nacía ancha del tronco y a un metro se bifurcaba en dos ramas simétricas arqueadas en forma de óbalo, entre sus "hombros", salía una protuberancia de 4 cm con una especie de cuerno en sus tres cuartas partes. Mi imaginación enseguida le dió la forma de un dragón ciervo, una especie que no recordaba haber visto nunca en este planeta. Observé la rama dragón durante un largo periodo y me vino la idea de bajar a cortarla con la finalidad de no olvidar esa belleza inaudita en este mundo, de conservar esa "nueva" especie que se había colado en mi imaginación.

Hoy por la mañana, un camino inusual en mi, me condujo a pasar cerca del árbol de las ramas bajas. El ruido previo de un motor cortante me alertó, cual sexto sentido, de que algo no anda bien. En mi campo de visión apareció el árbol y junto a él, a la altúra de la rama dragón, un jardinero con una motosierra . Algo me dijo que la mirada de ayer fue una especie de sentencia de corte. No en vano, los que conocemos algo de física cuántica, sabemos que el observador influye en lo observado. Puede que halla leyes superiores, inaccesibles pienso desde la razón, que algún día nos permitan explicar cierto tipo de acontecimientos o sincronicidades.  Pero volvamos a los hechos... Decidí, con el corazón en un puño, realizar la importante tarea que me había llevado por ese camino y, a la vuelta, confiando que el funcionario se hubiese alejado, revisar el árbol.

El papeleo fue rápido, por lo que en 10 minutos ya estaba de vuelta. Los cortadores se habían alejado pero aún rondaban cerca. Rectifiqué un poco mi camino para que pareciese que pasaba por ahí de casualidad. Al acercarme al árbol, con el soniquete de las motosierras de fondo, me percaté que la rama dragón ya no estaba con su progenitor. Sólo habían cortado esa rama del árbol y otra más pequeña de su lado. A mis pies yacian varios trozos, irreconocibles a pesar de que intenté a simple vista buscar a mi dragón cornudo. La cercanía de los cercedores y el ruido infernal de sus motosierras apremiaron mi triste partida.

Ya en casa, apenado, me increpaba por no haber seguido ayer, insitu, mis instintos de haber bajado con una sierra y haber cortado la rama yo mismo, para así haber conservado entera la bella rama dragón.

Al cabo de un rato, con la esperanza de que los jardineros hubiesen abandonado la zona, bajé. Una fuerza que no puedo explicar insistía en ello, a pesar de que mis perspctivas de encontrar al dragón, después de ver lo que había visto, eran muy escasas. Al llegar vi unas ramas pero no pareceian ser lo qeu andaba buscando. Miré concienzudamente por los alrededores pero sin encontrarlo. Justo antes de irme aplique la lógica. Si apenas habian cortado la rama dragón y otra que recordaba aún más pequeña, esas ramas que estaban en el suelo debian de pertenecer a la rama tras la que andaba. Cogi los 6 trozos que había en el suelo y que en principio no parecián ser parte de lo que buscaba. Sin embargo, en uno de los intentos de unir trozos, reconocí las alas de mi dragón y después el tronco. Lo que más me costó fue encontrar la pequeña cabeza. Lo hize ya casi cuando me había rendido. Mi dragón tenía el tronco partido, un ala rota en tres pedazos y la cabeza decapitada. Una sensación agridulce me embriagó. Estaba triste por la pérdida, pero alegre de haberlo finalmente encontrado.

La alegre esperanza de la reconstrucción se había instalado en mi.

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29/7/2017... la rama dragón, ya vuelve a volar... y parece contenta, en su nuevo hogar

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