Llevaba muchisimo tiempo, desde que orienté mi dieta a la macrobiótica, con un tracto intestinal perfecto y un buen estado de ánimo.
Desde que me operé, no he sabido resistirme a la gran cantidad de tentadores y, muchas veces por no molestar y otras por ser un cobarde ignorante, no he dicho que NO a esos alimentos tan cargados de grasas y azucar refinado (white poison).
Al verme flaco todos mis seres queridos quieren que engorde, es una obsesión para ellos.
Yo pensé que mi cuerpo y mi ánimo absorverían esta sobrecarga momentanea de "alimentos con amor". Sin embargo, esta mañana, sufrí duramente las consecuencias de mi ignorancia.
Seré sincero. Tuve que hacer fuerzas para cagar y en mi cabeza note una dolorosa presión que me impidió continuar. A partir de ahí mi ánimo cambio y me dije "como he podido estar tan ciego".
Ahora toca aprender del error, vigilar y elegir mi alimentación, y sobre todo, aprender a decir NO.
Es muy delicado decir a tus padres, familiares y amigos, que te están cuidando con todo el cariño del mundo, que lo que te están dando es algo que a la larga te va a hacer mal y que le agradeces la intención, pero que más les vas a agradecer que se lo lleven. Yo lo tenía que haber hecho y lo seguiré teniendo que hacer. La pregunta es ¿lo lograré?. Se que estoy, en todos los aspectos, más debil que antes, que el amor recibido en estos días juega a su favor y en mi contra, pero confío en saber decir NO de la forma más educada posible.
Con la increible recuperación que le debo a mi dieta y... olvidarlo.
Con todo lo que le debo a mi cuerpo en estos últimos días y... olvidarlo.
Gracias a que mi cuerpo pronto me ha recordado este olvido.
Espero no olvidar que a veces nuestro mayor enemigo es el olvido.